lunes, 21 de octubre de 2024

Noche, no te vayas todavía”

 


“Noche, no te vayas todavía”


Noche que no han visto mis ojos,

he fatigado la metralla

con cada momento incesante.


Sigue hasta que el viento espere,

hasta que el atardecer sea un centinela.


Hasta que cada centímetro de los años

tenga un aroma de párpados,

esos que sufren en el abismo de su soledad.


Entonces sí sabrás que has esperado,

sentirás la dicha de vivir los días.


Hasta que volvamos enteros,

y no rotos, unánimes con un vago sueño.


Noche, no tengas miedo,

el poema es constante,

incorruptible.


Que la tarde sea la última batalla

de libros y ciénagas,

de sonrisas con escarcha.


Mi secreto es un anhelo

en el tumulto de las palabras

y tus labios piadosos.


Noche, no te vayas todavía,

hasta que el ruiseñor florezca de

 amor.


© Maquinista Mute, 2024.

domingo, 20 de octubre de 2024

Racimos de octubre

 


"Racimos de octubre"


Racimos de octubre, 

se acaba la vida,

estoy vivo.


Soy el mar, 

mirando con asombro a las velas; 

nadie tiene el infinito.


Por eso, veré para otro lado,

a la clemencia del tiempo,

a la inocencia secreta de una tarde.


Soy la gloria de octubre,

el nombre de un poeta,

el sueño borroso de la muerte.


El pasado vedado de la aurora,

la elegía de un estupor,

sin prisa y agonía.


Soy el agua que vigía a los años,

el pobre inmortal

que toca el fondo de un espejo.


Soy un montón de cuarzos

inmóvil en la esquina de mi patio,

racimos de octubre.



© Maquinista Mute, 2024.





viernes, 18 de octubre de 2024

La última hoja

 




"La última hoja"



Te regalo mi tiempo

entre arcoíris y cuentos;

el mundo es eterno,

lo que se extingue es efímero

y no supo ganar.


Mi soledad atraviesa el mar;

numerosas palabras

que debo pronunciar.

Te veré en mi pobreza

y la de Dios,

en la última hoja.


Hoja de los hombres,

de ese árbol tirado

en el dolor del horizonte.

He sido ríos y calles,

ocaso de una noche estrellada;

he sido cántaros de agua

en un solar.


No tengas miedo;

la tierra es vieja;

estoy acostumbrado a orar.

Última hoja,

que la costumbre

sea un salmo

y tú, sueño, un diván.


Hoja infinita

de las orillas

del paraíso.

Agrieta mis pasos,

que mis manos te van a abrazar;

vámonos sanando.


Con amor se puede ganar;

soy esa rosa

que con agua y aire

te sabrá amar.



© Maquinista Mute, 2024.




El Verso No Olvida



El verso no olvida,

aspira fugazmente a beber de tus jardines, sombras y delirios.

Antes era el triste

apenas un reflejo, hoy todo es azul celeste.


Más allá de la vida está la muerte.

Mis lágrimas no tienen memoria,

mi corazón puede respirar,

que bajen los temores sin parar.


Vamos, dame la mano

que voy a volver.

El tiempo está exhausto y quiere correr.

Vamos, que los arrabales están de buenas,

la brisa brilla junto al mar,

si eres tímida, dame un beso.


Mi historia es aquella de libros,

vivimos y morimos,

anhelamos siempre ganar.


Despierta, el verso no olvida

sus huertos y valles,

que nos quieren abrazar.

Antes existió la zozobra,

la noche oscura consumía bruscamente las auroras.


Hoy soy lo que soy,

con cincuenta generaciones bajo el río,

sin dragones ni vikingos.

Hoy mi historia es un verso

que baña con racimos tu amor.


Eso es lo que soy hoy, trovador,

Miguel Adame es mi nombre.

Hoy lo digo:

Dios me amó primero,

hoy amo yo.



© Maquinista Mute, 2024.



jueves, 17 de octubre de 2024

Luces del Alba




Cada día traerá sus palabras

letras numerosas, al azar.


Escribir tu nombre

la lluvia busca la tarde,

¿quién escucha caer al pasado?.


El tiempo, las flores nunca son ciegas,

Mi padre no ha muerto.


La vida se acaba

en traer sus propias mentiras,

muchos años en herirte.


Pero el poeta es viejo y sabio

vaga es la luz que delira,

el verso lo puede todo.


Envía los recuerdos

con la luna,

hasta qué el inocente viva de nuevo.


El Sol y su nueva mañana.


Luces del alba,

desde aquí te regalo un poema.


Busquemos más allá

de lo que no se ve,

la historia nunca se acaba.


Para eso están las palabr

as.





© Maquinista Mute, 2024.


miércoles, 16 de octubre de 2024

El amor sin soledad

 



Cuando el tiempo se haya consumido,

jugaremos al infinito,

sujetando el albedrío

del que soy cautivo.


Tiempo y ruegos,

el sueño es una agonía silenciosa,

tantos somos en el crepúsculo,

insomnes columnas sin un paraíso.


El mundo es incierto, lo sé,

antiguo pacto de aquellos

fanáticos empedernidos.


La tarde tiene sueño de ti,

soy el don del verso,

ese que usas para perderte

en el laberinto que todos

te dejaron en silencio.


Soy el delirio del eclipse,

ese que vio tantos nacer,

morir nunca es un regocijo.


Lo esencial de la vida es amar,

el poeta lo sueña cada día,

escribe su gloria.


Quiero ir a la playa

a contemplar el poema

que desgarra la costumbre

de la inmensa soledad.


— Maquinista Mute —

martes, 15 de octubre de 2024

El hombre de las palabras



Soy el poeta que no escribe poemarios 

ávido en el lazo de mi humanidad,

la noche se traga el aire 

las penurias de un verso robado.


Soy la guitarra,

el recuerdo de unos retratos

la rima ausente 

el intento a poeta 

con su vieja espada.


Mi nombre es el de alguien

que sabe a cualquiera,

años añejos 

sabios en su preceder.


Fiesta de estrellas,

dulces aventuras 

que ya nadie lee.


Soy la luz en un manuscrito,

el primer nombre 

en su plenitud y la pobreza.


El mar solitario 

con su lenguaje antiguo,

el alba que se asoma 

en las caricias de muchas Lunas.


La arcilla que brilla 

en la piedra caliza,

las letras de asombro,

el desperdicio creciente de un jardín.


El poeta de las seiscientos escritos,

el del corazón secreto 

el de las firmes palabras de un corazón,

el hombre de las palabras.




“Maquinista Mute”

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El tiempo es para mí

 “El tiempo es para mí” El tiempo es para mí  soy la esperanza, la mirada del agua  la sonrisa de un instante. Mi poder desmorona  el abismo...

Muchas gracias.

Queridos y apreciados lectores:

Solo tengo más que agradecimiento para cada uno de ustedes que se han tomado unos minutos de su valioso tiempo, para leer mis poemas.

Gracias al Internet, a la gran nube, he podido llegar relativamente a todos los rincones de la tierra, a toda hora y en todo momento solo con una conexión a Internet.

Me llena de satisfacción saber que muchos de ustedes son de países tan lejanos.

Espero poder seguir compartiendo en un futuro, más y más de mis poemas y tenga el honor de ser leído en su corazón.

Gracias eternas.

Su amigo.

Miguel Adame Vázquez.

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