Recuerdo remoto,
perdido
los días antiguos
pasan con la memoria,
días de sombra.
A todos nos pasa
a todo nos lloran,
ahora somos mayores
desde entonces
pasan tantas cosas.
Pasan los años
los recuerdos,
lo hemos hecho todo,
no hemos hecho nada
desde entonces.
Sólo merecemos vivir
porque callamos
las sombras,
llega el porvenir con su misterio
de un futuro incierto.
Nuestros tiempos
son menos hermosos
inconscientes,
amamos invocar
a la Musa celeste.
Solo así tenemos
el recuerdo perdido,
sensible y vago
incómodo,
ingrato.
No somos los mismos,
hemos triunfado
a caso lo hemos hecho
con nuestro
propio fracaso.
Mi pobreza es inocente
ruidosa,
nunca novedosa
descubierta
insólita.
He buscado el atardecer
y su propia mañana
con su serena desigualdad,
satisfactoria
enamorada.
El ayer es historia
detenida y deseable,
fresca
cómo la paz y muerte,
indiferente, dormida.
Sólo existe el espacio y tiempo,
simulacro de la muerte
que apaga el viento
para no sentir
el olor a muerto.
Los pájaros huyen de las ramas,
se dispersan
con el paso de los días,
repitiendo el infame amor
de recolectar miradas.
Quiero ordenar constelaciones,
dormir en un sólo poema
remoto y perdido,
con mi antigua memoria
de saber amar.
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