Pronto la fecha fatal
será una orquídea
en mi recuerdo.
No te demoraste
cómo hubiera querido.
Con la voz baja
fuiste polvo en una tierra
que fue un mercado
sobre la arena.
Muchos ayeres son tu historia
recuerdos con los que quiero anhelar,
sin la indiferencia
que existe con la muerte.
Tiempo y espacio,
aún recuerdo
cómo te fuiste apagando.
Después de diez años
Padre,
quisiera contarte tantas cosas.
Seguimos de pie,
cómo el ave que acaricia el viento
en la rama más alta
de un árbol enamorado.
Ondeamos nuestros recuerdos
con un anhelo profundo.
No te equivocaste
la vida sigue,
cómo tú, vivo
vale la pena decirlo.
Sigo hablando menos que tú
enlutado en mi suspiro,
vano entre mis sueños.
El tiempo
no me ha robado la esperanza,
nos volveremos a ver
ante la mirada inmortal
de un sol de la bahía de Acapulco.
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