Todo está roto,
el ruego secreto
la belleza y su luz.
Intentamos repararlo
con la esperanza,
esa que he estado observando
con la soledad acurrucada en mis oídos.
Amor,
dame un poco de victoria
hasta que el ruego
no tenga frío.
Tiempos oscuros
dudamos de qué estamos hechos,
no aprendí a llorar a destiempo.
Respiramos con todo el aliento
presurosos,
antes que sólo nos quede
un sorbo de fervor.
Gritos en la oscuridad
lamentos,
apenas distingo lo indefinido
de cada momento.
Se escapa la noche
cada vez que grita inconsciente,
dormida,
se contagia de día con mucha emoción.
Me hace feliz,
casi es un sentimiento
que murmura con cada ruído
violento y sombrío.
Que sabe el miedo
de reventar los pulmones,
de travesías peligrosas
de una lejanía que gotea dolor.
El precipicio,
fuga tan estrecha,
tan trémula y violenta.
Si debo perderte de nuevo
que sea en primavera,
con el zumbido
de un crepúsculo inmortal.
Que la muerte pase inestable
en los escollos de una sonrisa,
balbuceando el fulgor
de un sobresalto.
Padeciendo a las mañanas
que diseminan incertidumbre,
dichas transparentes,
enloquecidas
en el rumor de una hojarasca.
Quiero caminar
hasta que a la tristeza
se le acaben los zapatos,
y el llanto se pierda
en las palabras.
Soltanto cantos lejanos,
desiertos,
agonizantes en el vacío
que ensucia la piedad.
Confinando historias
adolescentes y pobres,
cómo voces sin eco
que no saben volar.
El mundo es todo eso
que dice el periódico
y la nota roja,
quizá un poco más.
Maquinista Mute.
https://youtu.be/hAPzlwn7LZA
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