El tiempo desprecia
a la vida que es dura,
esa que con miedo
sale corriendo.
Dolor,
siempre es un instante
que amanece
con la mirada en las palabras,
esas que no son vencidas.
Silencio
enorme silencio,
el eco ahuyenta
a la máscara más imprevista.
Más de cien veces
cantaron mi muerte,
descenso interminable
sobreviví.
Invisible es el grito
que no se escucha,
angustioso,
delgado,
ciego en los sueños perdidos.
Rumores
que huyan de mis arterias,
ignoro el hueco de la pura ausencia.
Luz de amor
cálida,
aquí estoy
cierra los ojos y mírame.
Piernas débiles,
no mí sonrisa,
amar de manera profunda
anhelo que sabe a milagro.
Pronto mis párpados
sentirán los colores,
a tientas el corazón
nadará en la rivera.
Deseo sin rencor
y remordimientos,
que la ansiedad
sea una calle desierta.
Que el aliento sople a la vida,
tomaré un puñado de tierra
esa que huele a desierto,
seré libre.
Que amanezca la voz
y las palabras,
instante que vivo con mucho amor,
triunfaré.
Maquinista Mute.
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