Extraño la mirada,
solo tengo tumbas
en el abismo,
eterna causa que no sabe soñar.
Suspiro con el tiempo,
acostumbrado al desdén
de una mejor ofrenda.
Dónde está tu ausencia
que te respiro consumida
en la lejanía de un verso audaz.
Mi sombra abandona
el movimiento,
la soledad es un beso vacío.
Solo tengo antorchas
alumbrando el camino,
ebrio de ausencia
soy un dolor amargo
en su desdicha.
Siempre deseándote,
vendando la esencia
de la impaciencia.
Mi amor calla los delirios
de un abandono perfecto.
Fastidio indiferente de la complacencia,
quiero que me veas a los ojos
sin la bruma empobrecida
al mayor momento.
Estar allí
con sus varias maneras,
encapsulado en las sensaciones.
Latiendo despacio
en el color rojo de tus labios.
El vacío está quebrado
por tantos fragmentos que sueñan,
que no alcanzaron
el espiral de nuestro tacto.
De cada palabra soñolienta
desnuda por tantas excusas,
en la fuga de la carencia
de un corazón que te llora.
Soy infeliz en la desdicha
del aire que ahuyenta
el aroma de tus sentimientos.
En la carencia deliberada
de las preguntas a tu silencio.
Dibujando el fondo
de una rasgadura,
con la esperanza remota
de escuchar tu voz y resistir.
Maquinista Mute.
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