Tiempo, ingenuo
limitado,
oculto.
Tímido y nocturno
cósmico,
tan quieto.
Todos vivimos
con la intención de recluirse
en la vida inmortal.
Fracasamos.
Siempre intentando
antes de empezar.
Reposando
en la costumbre
un desdén enamorado.
En el suspiro que tiembla
en la orilla de tu boca.
Tan extraño,
que murmura en la sombra
de un verso vacío.
Que vuela
antes que lo abandone el movimiento,
que resuena en el futuro,
tan perezoso.
Que duerme en la amargura dulce
de ser siempre lo mismo,
tan poroso,
durmiente.
En el silencio
que saborea un suspenso
que dice no saber.
Indefinido,
en la bruma de los actos
y sus consecuencias.
En la inocencia
intrépida e incalculable.
Polvorosa en el olvido
de una pandemia
que no termina.
Pálido,
descubierto en su olvido.
Distantante en el anhelo invisible,
que sostienen el puente
a otro abismo.
Anónimo
en su recuerdo
exiliado en el miedo de su dolor,
en el beso mejor guardado.
Resiliente,
súbito,
en la proximidad de la noche
que no retrocede.
Cómo herida vieja
y sus recuerdos espesos,
tristes.
En el silbido
de un tiempo imperfecto,
ese es el tiempo,
mi tiempo.
Maquinista Mute.
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