Vuelve
sin el miedo,
compasiva.
Te extraña la montaña
los poemas,
la risa.
El horizonte es una prosa sin verso,
un jardín sin primavera,
meditabundo en su espera.
Regresa,
el cielo es profundo,
fría
la tierra tán negra.
Las flores se mueren
sin agua,
pisadas por peregrinos
que solo regresan.
El pecho se estrella
en la inocencia,
la muerte es ingrata
para un viviente que espera.
Vuelve,
desde aquí mismo te espero,
con cada beso imposible
en cada verso que llega.
La vida es un incendio
muy frío sin ti,
estrellas que escuchan
todas mis plegarias.
Regresa,
la guerra
todavía no se acaba.
Mi corazón
será tu refugio
en su esperanza.
Maquinista él Mute.
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