Nada es para siempre,
la muerte es un pasajero nervioso.
El tiempo, calle vacía,
un acto de amor
que guardar silencio.
Escucho tus sueños respirar,
contemplar la Luna
tan despierta,
colmada de ilusiones.
Tan ignorante
de los gritos que arden
en la noche agobiante.
No sé si preocuparme,
sólo quiero soñar con la dicha
sin olvidar las ausencias
que amaste.
La musa quiere salvarme,
iluminado con el resplandor
de un sol radiante.
El corazón ahorra los recuerdos,
cómo si eso borrara
todos los días
en los que amé antes.
Pasan los días
con el futuro incierto,
la promesa es de humanos imperfectos.
Emociones
sigo temblando,
a el mundo se le olvidó seguir amando.
No llames a la muerte
ya tiene dueño,
hijos de la ira,
aprendimos a llorar tanto.
Nada es para siempre.
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