Te conozco
desolada,
llena de muerte.
Escuchando la agonía
del crepúsculo.
Con el miedo besando
la derrota.
Sudando el frío
en el triunfo de una poesía.
Te conozco,
gritando a las flores
un suspiro lejano.
Frágil en la esperanza
que va a vivir muriendo.
Te conozco,
evasiva y escasa,
milenaria y deseada.
Aquí te espero
muy de buenas,
fugando todas las caricias
como buen poeta.
Déjame habitar
el fruto tibio
de una estrella moribunda.
Sabré vivir
cómo el silencio
diseca su propio dolor.
Suspendido
en el relámpago de un abismo.
Escribiendo garabatos
sin murales,
fugando el cansancio
sin mentiras.
Te conozco.
Maquinista Mute.
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