martes, 24 de enero de 2017

El tiempo, el imperdonable capricho de la vida.





El tiempo es imperdonable porque no olvida.

Es como las corrientes de agua que circulan con sus torrentes por el río.
Nunca serán las mismas, nunca regresarán ellas por el mismo camino.

El tiempo te enseña sus mejores lecciones.
Pero también te deja sus marcas.
Una a una se pueden palpar sus huellas porque no disimulan sus bordes.

No puedes regresar a la película de tu vida y recortar todo aquello que solo te daña.
Tampoco puedes ignorar a todos los minutos que vienen con sus propios desafíos y caprichos.

Con el tiempo no has ganado nada.
Pero tampoco lo has perdido todo.

Es con el tiempo que trasciende el balance que te deja el tener una conciencia que piensa.

También es el tiempo el resultado que remuerde por la angustia  que muchas veces no es una angustia pasajera.

Son solo los segundos del tiempo los que impiden que unos ojos permanezcan permanentemente cerrados.

El tiempo te juzga porque sigues arrebatando a la noche un pedazo de sus sueños.

El tiempo es invaluable.
No escuches cuando te dice al oído que te equivocaste, porque él también se equivoca a diario.

No desperdicies el tiempo derramándolo como si no valiera nada.
Úsalo para algo mejor en ti.

Poesía.
Miguel Adame Vazquez.
25/01/2017.


lunes, 23 de enero de 2017

Silenciosamente te borraron la memoria.


Silenciosamente te borraron la memoria.
No importaron las huellas que el tiempo dejo como recordatorio en tu rostro.

Tampoco importó que en el pasado hubieras entregado todo por ellos.
Nada te quedo de un mundo que solo devoró tus energías consumiéndolo todo.

Tal vez la ansiedad fue su pretexto perfecto.
Porque ahora solo vas recorriendo los lugares que recuerdas con tu fiel perro.

Solo escuchas a lo lejos las plegarias falsas de casi todos.
De aquellos que solo les importa impresionarse mutuamente.
De los que van cuidando su karma como si fuera su único legado.
Pensando que solo se puede tener lo que se quiera con dinero.
Creyendo que basta con tener la mente en las virtudes del otro para llegar hasta la cima del cielo.

Soñando en tentaciones y olvidando que se debe aprender a enseñar a amarlo todo.
Olvidando que no debes olvidar lo que a todos ya han olvidado.

La historia se repite contigo.
Tú también hiciste lo mismo conmigo.
Silenciosamente también me borraron la memoria.

Poesía.
Miguel Adame Vázquez.
23/01/2017.

domingo, 22 de enero de 2017

Solo te deje partir.




No te pude prometer que volveríamos a vernos nuevamente.
Solo te deje partir así como así, sin despedirnos.

Mis ojos aquella vez no fueron capaces de ocultar toda mi tristeza.
Tampoco tuve el valor que se necesita para abrazar tu cuerpo lo suficientemente fuerte como yo lo necesitaba.

Que fácil hubiera sido decirlo sin sentirlo.
Pero no me enseñaste a prometer si no a cumplirlo.

Por eso en esa última ocasión no pude asegurarte que seguiría tus pasos.

Tampoco me lo pediste.
No era tu estilo.
Tú siempre fuiste muy distinto.
Sabías que tenía que ser yo quien lo debía asegurar, tú ya habías hecho lo que correspondía en su momento.

Ahora en tu ausencia no existe noche en la cual tu recuerdo no regrese a mi mente.

No se puede olvidar así tan fácil tu sombra que como roble fuerte siempre de pequeño me protegía.

Ahora, después de muchos años perdidos.
Como no voy a imitar tus pasos si somos tan iguales.

Nunca te prometí que nos volveríamos a ver.
No me atreví.
Quizás no debía hacerlo.
Pero es algo que deseo fuertemente.
Y día con día me esfuerzo para lograrlo.  
Padre, pronto nos veremos nuevamente.

Háblame fuerte.


Háblame fuerte.
Hasta que pueda sacudir a mis sueños de las sórdidas poesías que contengo.

Háblame fuerte.
Porque apenas te escucho.
Y en el silencio mis suspiros se agotan ante la cólera de otros.


Háblame fuerte.
Porque es magnífica tu esencia del edén de  cada uno de tus pensamientos.

Háblame fuerte.
Y anímame a seguir de pie aguantando las tempestades.
Que solo necesito poder escuchar el susurro de tu voz que no se apaga con el reloj de los tiempos.

Háblame fuerte.
Porque quiero sentir la luz en el ocaso de la noche.
Ese resplandor que no cede por la fuerza del rayo que solo rompe.

Háblame fuerte.
Hasta que pueda templar todo ese dolor que me quedo tras su partida.


viernes, 20 de enero de 2017

Todos empezamos a morir desde que nacemos.




Estoy muriendo.
Y no sé porque.
La luz de la vida se apaga poco a poco.
Torturando mi esperanza, ahogando mi voz.

Yo no sé porque estoy muriendo.
Amo la vida.
Amo los sabores del viento trémulo de la dicha.
Amo la caricia suave del mar con su brisa fresca.
Amo ayudar a otros a poder cruzar el camino pedregoso de la enfermedad.
Amo acompañarte todas las mañanas por un paseo en el bosque magnífico de tus palabras.

Solo sé que moriré.
Y no me llevaré ninguno de tus besos.
Tampoco alguna caricia suprema de tus manos.
Ya no escucharé los pasos lentos de tu corazón cuando me ama.
Ningún aroma que cautiva mi esperanza se impregnará en mi memoria.
Porque no recordaré nada de todo lo que he vivido.
Ningún recuerdo será mío porque estaré dormido.
Seré solo un montón de cenizas tibias en una caja negra.
Solo mis letras, cada una de ellas.
Serán mis heraldos vagabundos que discurrirán por la tierra y vivirán por mí.
Todos empezamos a morir desde que nacemos.


Poesía.
Miguel Adame Vázquez.
20/01/2017.

martes, 17 de enero de 2017

Yo he estado ahí.



Yo he estado ahí.
Con la fuerza a tope por la lucha eterna que no se acaba por sobrevivir.

Yo he estado ahí.
En una existencia que se escurrir del lodazal de la apatía que solo enferma porque nunca intenta fugarse y salir.

Yo he estado ahí.
Como un espanta pájaros que huye de las cicatrices del pasado y que solo consigue nuevamente contemplar la noche que nunca termina.

Yo he estado ahí.
Con el corazón roto en mil pedazos por un rompecabezas que nunca se podrá unir de nuevo.

Yo he estado ahí.
Con las hojas del otoño en los suelos solo esperando que el viento las pueda alejar de mí.

Yo he estado ahí.
Huyendo con el frío de un invierno que nunca pasa del todo.

Yo he estado ahí.
Con el crujir del mar agitado que se azota con fuerza hasta deshacer todos tus sueños.

Yo he estado ahí.
Tratando de recordar el camino de vuelta a casa de ese laberinto que nunca tiene salida.

Yo he estado ahí.
Con las manos llameantes por un fuego que no solo quema lo que es de afuera.

Yo he estado ahí.
Caminando en la cuerda floja de la desdicha al regar con lágrimas las flores de mí pasado.

Yo he estado ahí.
Queriendo alcanzar la llave que abre los sueños que no son míos.

Yo he estado ahí.
En la punta del precipicio más alto sin saber que lo mejor es contemplar lo hermoso que se ve el horizonte desde esa perspectiva.

Yo he estado ahí.

Es por eso que entiendo cuando me hablas con la mirada y me dices que ya no puedes seguir adelante.

De nada sirve el sentir lástima por uno mismo.
Te lo digo porque ya no estoy más ahí.

Poesía.
Miguel Adame Vázquez.
18/01/2017.

lunes, 16 de enero de 2017

A veces solo necesitamos ser poesía.



A veces necesitamos verlo todo con nuestros propios ojos.
Porque la realidad nos rebasa a tal grado que no lo creemos.

A veces necesitamos hablarlo todo.
Para que no caiga a tierra ninguna de nuestras palabras.

A veces necesitamos soltarlo todo.
Porque en nuestro interior podemos abrigar un montón de resentimientos llenos de amargura mal sana.

A veces necesitamos superarlo todo.
Porque nuestros pensamientos deben derrotar al rencor que solo marca.

A veces necesitamos olvidarlo todo.
Porque el peor enemigo puede estar en casa, con la misma sangre que circula en nuestras venas.

A veces solo necesitamos que la noche pase fugaz con su tristeza.
Y que el sol de invierno caliente lo que el frío deja.

A veces necesitamos solo ser poesía para otros.
Y apaciguar el dolor profundo que los versos sanan.


Poesía.
Miguel Adame Vázquez.
16/01/2017.


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Que sería de ti

  “Que sería de ti” Fuiste tiempo y ausencia  palabras de historia, la antigua aurora. Y no tuve metáforas  que no fueran de ti, herido viví...

Muchas gracias.

Queridos y apreciados lectores:

Solo tengo más que agradecimiento para cada uno de ustedes que se han tomado unos minutos de su valioso tiempo, para leer mis poemas.

Gracias al Internet, a la gran nube, he podido llegar relativamente a todos los rincones de la tierra, a toda hora y en todo momento solo con una conexión a Internet.

Me llena de satisfacción saber que muchos de ustedes son de países tan lejanos.

Espero poder seguir compartiendo en un futuro, más y más de mis poemas y tenga el honor de ser leído en su corazón.

Gracias eternas.

Su amigo.

Miguel Adame Vázquez.

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