El mundo escupe sus sueños,
eterna mirada
que muchas veces se duerme
mostrándote su incertidumbre.
Quiero que veas tus ojos,
esa mirada
se esfuma en el enojo
de un relámpago.
Levanta tu frente
porque vuelve la noche,
helada,
insolente en su desenfreno.
Dame un poco de azúcar
para endulzar los días amargos,
saben a petróleo
sin flores y espinas.
El silencio tiembla
derribando las dudas,
colapsa la mentira
en un mundo pobre.
Ven a mí medianoche,
delirante,
sublime en su lamento.
No existen los fantasmas
solo la distancia,
distancia
frente a tu rostro.
Lejos de ti
el camino no hace sombra,
pedruscos y hierbas
quieren diluvio.
El mundo trae tu nombre,
hambre,
intacta me observas,
interminablemente ignoras.
Amor,
¿que es el vacío?
dolor inmenso
que se esfuma en sus lamentos.
Sueño con el tiempo lento,
la vida sigue escandalosa
funesta,
sublime con su letra muerta.
Sospecho que de los escombros
del mundo,
encontraré la mirada libre,
será mía en mis adentros.
Radiante angustia
oscila parpadeante
en el poder de una poesía
que no sabe decir tu nombre.
Él Mute.
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