Quién puede dormir con los remolinos
revoloteando con fuerza,
tan veloces que la mente queda vacía.
Serán ideas al margen de un instante,
quizá no hayan nacido
y solo sean la historia
al filo de la propia muerte.
Encima de todo
debería sentir el silencio por dentro,
hasta la misma redención.
Casi desnuda
con la mirada hambrienta,
quiere quedarse contigo.
A gritos lloriquea impaciente,
cómo un tifón
garabatea tu nombre
cómo su única ocurrencia.
Yo te salvé
me gritaba,
me daba pena tanta llovizna
así que sentado seguí inflexible.
La música fluyó en mis oídos
nunca la escuché,
para qué,
siempre he tenido muchas letras
fluyendo literarias.
Aquí dónde viví
nunca ha habido coyotes,
empiezo a extrañar
el aullido de la noche.
¿Qué ha sido de ti?
¿acaso habrá otro mundo
en dónde los coyotes
brinquen alegres en la arena del mar?.
Sin ti,
la mente queda vacía
y no puede dormir.
El Mute.
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