Las palabras nunca se olvidan,
necias circulan
cómo bufón en despedida.
Quiero que sepas una cosa,
su sonido es la furia
una pausa azarosa.
A veces perpetúan los sueños,
otras más eclipsan con prisa
el deseo de un fuego nervioso.
Palabras,
impreciso perfume
de un poeta que sufre.
Dale un lóbulo vivo
para que en lágrimas gane,
que brille en el iris
de un zafiro incendiado.
Nunca olvides
que fuiste niño,
sueños lactantes
ser héroe era lo mismo.
Palabras vulgares
con la mano del mundo
vas tenue olvidando
el cariño tenido.
Hambrientas y ausentes
atropellan las flores,
impurezas de astros
moribundas se pierden.
Dame un poema
que no hable de sexo,
que fije su fuerza
en un lirio converso.
Palabras que saben
a silencio que ama,
abundancia que teje
una nebulosa mañana,
Incrusta en mi lecho
una letra que ame,
acuérdate que las palabras
no olvidan, se llaman.
Son sólo eso, palabras,
memorable artimaña
que no tiene prisa
cuando no tiene ganas.
Incorpora el ingenio
en un papalote que vuela,
es un poema impreciso
que a besos se eriza.
Cuando las palabras se olvidan
ya nada se salva,
no olvides las mías
todas ellas te aman.
El Mute.
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