Nada nos pertenece
la última mirada,
el delirio que llaman fastidio.
La soledad de un cuerpo extraño
la palabra inolvidable,
el cuadro de Monet
el alba que florece en sus saúcos.
Nada nos pertenece,
el silencio que sangra
con cada palabra.
La tormenta eterna
de un profundo lamento,
el bosque desierto
las golondrinas volando
en cielo abierto.
El recuerdo que atardece
en la vejez de un solo tiempo,
la noche que perdió el encanto
entonando el canto enamorado.
Nada nos pertenece,
la vida misma
en un vocablo estático.
El inhóspito lenguaje
de un atardecer sin mentiras,
la luz suspendida
en una fragancia oscura.
El sonido del mar
en un recuerdo pasado,
los olivos altos
desafiando a la nieve.
Nada nos pertenece
el amor inefable,
fugaz en la penumbra
impostergable.
Los sueños fieles
de un pensamiento
a la deriva.
El río ajeno
que dejaste en la partida,
el fervor colmado
de verdades y caricias.
Nada nos pertenece.
Al final confundimos el arrebato
con los años que se fugan,
deformando un arcoíris
deambulante y a la deriva.
Nada tenemos,
sé feliz con lo prestado
el amor se confunde con apego,
solo Dios escucha lo que pasa
en cada ruego que le lanzas.
Nada nos pertenece
todo lo tenemos bien prestado.
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